Desde mayo de 2023, cuando asumió como director de las selecciones menores de México, y hasta julio de este año, Andrés Lillini había hecho 26 viajes a Centroamérica, Estados Unidos, Europa y Sudamérica con una sola misión: encontrar futbolistas con vínculos aztecas de segunda o tercera generación que se decantaran por jugar con la camiseta del Tri.
“Cuando llegué lo primero que me propuse era que todo aquel mexicano elegible y que juega bien, tenía que hacerlo para México y donde estuviera lo íbamos a tener que ir a buscar”, dijo Lillini en una entrevista en la que explicó la necesidad del fútbol nacional por encontrar jóvenes talentos en un mundo cada vez más globalizado.
“El buen mexicano tiene que jugar para la Selección, o por lo menos hacer el máximo esfuerzo de nuestra parte para que nos elija”, insistió el argentino, quien llegó por primera vez a México en 2001 y luego regresó en 2020 como entrenador. Tras mostrar buenas formas y capacidad para desarrollar talento, la Federación Mexicana de Fútbol le propuso hacerse cargo de un proyecto de categorías menores que en la actualidad ha rendido frutos.
En la actualidad, México se ha consolidado como el gigante de la Concacaf, no sólo en la selección mayor, sino en distintas categorías: el Tri se ha coronado campeón regional en la sub-15, sub-17 y sub-20. Un semillero exitoso, que de a poco se acostumbra a celebrar triunfos y que tiene como meta final el Mundial de 2030.
Para hacerlo, Lillini cuenta que es necesario un buen equipo de scouting para detectar buenos futbolistas con una conexión mexicana que muestren un deseo de representar a ese legado, por muy lejano que sea. Una vez detectados, el argentino explica paso a paso, detalle a detalle, el proyecto que encabeza y las benevolencias que la Federación Mexicana de Fútbol presenta para el desarrollo de jugadores.
Un cambio de paradigma
El enfoque de Lillini no sólo ha sido revolucionario para México, desde la concepción en cuanto a la búsqueda de futbolistas, sino también por ir contra un aspecto vital de la idiosincrasia de un país orgulloso de su mismo y de sus tradiciones. Pero lejos de dejarse envolver por este aspecto, el argentino supo que había un mundo cambiante a su alrededor en el que no se puede dar el lujo de perder terreno.
“Hay desarrollos físicos que van creciendo, Jamaica es una demostración. Estados Unidos y Canadá que no dejan de crecer porque su jugador empieza a ir a Europa a muy temprana edad. Vino Venezuela a competir a competir con la Sub-20 de México, con cinco jugadores en Europa, en Japón igual y si nosotros no empezamos a hacer algo más que los rivales no, nos va a alcanzar y no podemos seguir viviendo del recuerdo”, aseguró Lillini a finales de 2024.
Pero, aunque el proyecto tiene vida y forma, la tarea de Lillini no ha sido fácil debido al vínculo sociocultural que México tiene con Estados Unidos. Un aspecto que ha provocado una disputa abierta por buenos futbolistas con doble nacionalidad que tienen apegos muy concretos en ambos lados de la frontera. En ese punto, el argentino ha emprendido una férrea lucha por hasta una docena de jóvenes mediante un acercamiento con sus familiares a los que se les explica lo que está haciendo con todo su equipo. “No puedo prometer a un joven que va a jugar en la selección mayor, porque yo no soy el que decide eso. Pero sí le puedo decir que los acompañamos semanalmente, vemos sus partidos, un seguimiento de todas las áreas y eso al padre lo hace sentir bien, que el chico está seguido por nosotros y eso es lo que queremos”, indicó.
La última joya detectada
El más reciente hallazgo hecho por Lillini ha llegado desde Brasil con la convocatoria del futbolista del Botafogo, Henrique Simeone, para la Selección Mexicana Sub-18 que saldrá de gira en España. El defensor, que firmó su primer contrato como profesional en marzo, tiene triple nacionalidad. Junto a México, también podría jugar por Brasil o Portugal.
Con un camino largo por recorrer en su vida futbolística y con todas las decisiones que deberá tomar, Simeone ha confiado en principio en Lillini y en lo que México, desde su estructura y su visión, tiene para ofrecer. Un premio para el argentino y su dedicada labor de encontrar buenos adeptos en un mediano y largo plazo para el futbol nacional.
“Muy feliz y motivado por mi primera convocatoria a la Selección Mexicana. Quiero agradecer a Dios por todo lo que está pasando en mi vida y por un logro más. También agradezco al Botafogo que ha sido fundamental en mi crecimiento y desarrollo como atleta, así como a mis familiares, amigos y mis representantes por el apoyo de siempre; sin ellos, nada de esto sería posible. Tampoco podía dejar de agradecer a la Federación Mexicana de Fútbol por esta gran oportunidad”, escribió el jugador en redes sociales. Y Andrés Lillini sonrió.