Centro de estadísticas del Real Madrid-Leyma Coruña
Una máquina de anotar, una apisonadora fue el Real Madrid en los compases iniciales del encuentro. Un 19-4 en apenas cinco minutos habla por sí solo de la diferencia de nivel de unos y otros. Y eso sin Tavares, que ni se vistió. El drama para los gallegos no era solo la capacidad ofensiva de los de enfrente -todos los que saltaron a pista anotaron- sino su intimidación atrás, que les dejó sin puntuar los tres últimos minutos de un cuarto que finalizó con un sonrojante 29-12 y con Ibaka (9 puntos) con cada vez mejores sensaciones.
Una distancia que no hizo más que aumentar. Ya no solo el acierto sino la intensidad local provocó un 44-18. Diego Epifanio se desesperaba, pero la relajación de los blancos ante su infinita superioridad les echó una mano a los coruñeses, que alcanzaron el descanso 16 abajo... nada más (46-30).
Le bastó a los de Chus Mateo con mantener cierta velocidad de crucero para no complicarse la vida ni dar esperanzas al enemigo y afrontar así con tranquilidad lo que quedaba de encuentro (69-51). Pero subestimar a un contrario que ya no tiene nada que perder suele pagarse caro. Entre el final del tercero y los dos primeros minutos del último cuarto, el Leyma firmó un 2-14 que les hizo bajar la desventaja a solo una decena.
El técnico blanco paró el partido ante la resurrección rojiblanca, abroncó a los suyos y llamó a Campazzo para que pusiera orden. En dos minutos ya volvían a ganar de 20 (81-61, min. 35). Y de ahí, a disfrutar del triunfo por 90-74.
Los MVP
Serge Ibaka finalizó con 18 puntos y 25 de valoración, bien secundado por Campazzo, que firmó 15 puntos y cuatro asistencias, además de poner la calma en el último cuarto. Por los gallegos, fue Scrubb su hombre más completo con 19 de valoración y 11 puntos. Jakovics anotó 14, pero con bajos porcentajes.