Desde que llegó a la NBA en 2017 con los colores de los Jazz, Donovan Mitchell no ha promediado menos de 20 puntos. Es un testimonio de su talento, pero sobre todo de su condición de líder y anotador capaz de llevar en volandas a su equipo.
Tras ganar la temporada regular con Utah en 2021, pero venirse abajo en los playoffs, se suponía que iba a dar un giro de 180 grados al fichar por los Cleveland Cavaliers en 2022. Tres años después, el equipo se ha convertido en un aspirante, entre las mayores potencias del Este, pero de momento le falta lo esencial: llegar a las finales de conferencia, como mínimo.
Ahí es donde entra Spida. Una máquina de guerra en los Playoffs, ahí es donde es más eficiente, habiendo promediado cerca de 30 puntos durante dos campañas seguidas de postemporada. Sólo la temporada pasada, por ejemplo, promedió 48 puntos, pero no fue suficiente: su afán por llevar en volandas a su equipo acabó siendo contraproducente (recordemos que con los Jazz acabó perdiendo una serie de Playoffs en la que promedió 36,3 puntos).
Es un crack, eso está claro. Es un anotador de élite, nada nuevo. Pero el hilo que separa a las estrellas de las superestrellas es muy fino: la capacidad de adaptar su juego a la situación, y no querer vestirse de salvador cada noche en los Playoffs. En su novena temporada en la NBA, Donovan Mitchell pertenece a la élite, pero mientras no tenga este detalle a su favor, habrá que lamentarlo. Habrá que seguir de cerca el liderazgo de Spida: ¿dará La Araña esos últimos pasos hacia la gloria?
Estadísticas 2024/2025: 24,0 puntos (29,6 en playoffs), 5 asistencias, 36,8% en triples
Objetivo racional: 28 puntos, 40% triples, finales de conferencia, candidato al All-NBA First Team