Mikkel Hansen no sólo se despide de toda una vida dedicada al balonmano tras el triunfo olímpico en París. También de un grupo de compañeros de la selección nacional con los que ha pasado meses en cada uno de los últimos 17 años.
Y aunque ha asumido una pausa en su carrera planeada desde hace tiempo, espera que le cueste de otra manera despedirse de sus compañeros y del personal que rodea a la selección nacional danesa.
"Creo que la peor parte llegará cuando tenga que despedirme de mucha gente que significa algo para mí. Probablemente no encontrarás otro sector en el que te vincules como lo hacemos nosotros. Las experiencias que vives juntos y las emociones que te atraviesan, ganes o pierdas".
"Eso es algo que voy a echar de menos. Son personas con las que he vivido cosas extremadamente salvajes", afirma Mikkel Hansen.
Antes del partido de cuartos de final contra Suecia, gastó mucha energía pensando que ese encuentro podría ser el último de su carrera. Antes del partido final, esos pensamientos no eran tan frecuentes.
"Intenté concentrarme en el partido. Pero se me pasaron algunos pensamientos por la cabeza. Después de todo, he representado a Dinamarca durante muchos, muchos años", dice Mikkel Hansen.
Ha jugado un total de 276 partidos internacionales y 21 finales consecutivas. Hansen ha llevado en volandas a la selección nacional, y se marcha en un momento en el que el equipo prescinde de él.
Su papel sobre el terreno de juego en los Juegos Olímpicos ha sido muy limitado, mientras que jugadores como Simon Pytlick (23) y Mathias Gidsel (25) han brillado con luz propia. Como en la final, donde Dinamarca ofreció una actuación maravillosa contra Alemania, a la que derrotó por 39-26.
"Fue un nivel sin precedentes. No he visto muchos equipos que hayan rendido a un nivel tan alto en un partido tan importante y con tanta presión. El hecho de que quemáramos la pista así es impresionante".
"Me llena de orgullo. Me siento como un padre para algunos de los chicos más jóvenes que han llegado y que han demostrado una fantástica inteligencia para el balonmano desde el principio".
"Son chicos encantadores con un nivel de juego de locos. Lo han vuelto a demostrar este domingo", afirma Mikkel Hansen.
Y con esto, quizás el mejor jugador danés de balonmano de todos los tiempos deja el deporte. Lo que hará después es una incógnita. Pero lo cierto es que deja a la selección en buena forma.
"Creo que se notaba en el campo que se están preparando para valerse por sí mismos. Ahora estoy deseando ver las próximas finales desde el sofá y ver a algunos de estos chicos crecer con la tarea también fuera del campo", dice Mikkel Hansen.