Portugal y Alemania protagonizaron una batalla épica en el último partido de cuartos de final de la Copa del Mundo de Balonmano, en el que el equipo de Paulo Pereira dio la gran sorpresa y se aseguró la primera semifinal de su historia tras imponerse por un dramático 31-30 en la prórroga.
Sin embargo, de no haber sido por el excelente portero alemán, Andreas Wolff, que detuvo cuatro de los cinco primeros lanzamientos a los que se enfrentó, las cosas se habrían decidido mucho antes a favor de Portugal.
Los favoritos alemanes perdieron ocho veces el balón y sólo convirtieron el 50% de sus lanzamientos en una decepcionante primera parte de los hombres de Alfred Gislasons, en la que Juri Knorr volvió a la acción tras superar un virus que le impidió participar en los partidos anteriores.
Portugal ganaba 13-9 en el descanso, pero los mágicos reflejos bajo palos de Wolff permitieron a los alemanes remontar e incluso tomar una ventaja de dos goles, 20-18 a falta de siete minutos para el final.
Cuando parecía perdido, Portugal lanzó una asombrosa remontada y forzó el partido a la prórroga, ya que Alemania no pudo anotar en su último ataque, en el que ni siquiera tiró a puerta.
Martim Costa marcó tres goles en los 10 minutos adicionales del partido, incluido el decisivo, que llegó a falta de sólo tres segundos para el final, mientras que Francisco Costa anotó uno más, para aupar a Portugal a un improbable triunfo en un drama épico que se recordará durante mucho tiempo.