Tras el estreno del sábado, resuelto al esprint, llegaba el turno para que los candidatos mostrasen su estado de forma en esta primera jornada de montaña.
No tardó mucho un grupo de cuatro ciclista en escaparse en la primera parte del día, pero siempre controlado desde el pelotón por los hombres del Q36.5 Pro Cycling, que no les dejaron nunca más de dos minutos de ventaja. Estaba claro que todo se iba a empezar a resolver una vez que comenzasen a escalar el Limone Piemonte. Una ascensión larga, de 9,8 kilómetros, pero no demasiado exigente, un 5,1% de desnivel medio. Pero todo se complicó con la aparición de la lluvia, que provocó varias caídas en el grupo principal, creando cierto desconcierto. Guillaume Martin fue el más afectado y tuvo que abandonar la carrera.
Eso paró un poco la persecución al grupo de cabeza, donde Liam Slock había hecho un último intento de marcharse en solitario hacia la meta cuando ya los perseguidores se les echaban encima. Fue neutralizado a seis kilómetros de meta.
Los equipos con líderes fuertes tiraron incrementaron el ritmo como si no hubiera un mañana hasta que a 600 metros de meta comenzaron los escarceos de verdad. Marc Soler fue el primero en intentarlo, luego fue el turno de Giulio Ciccone, que soñó con el triunfo. Pero entonces demarró el doble ganador del Tour de Francia, Jonas Vingegaard, para superarle justo en la misma línea de meta y llevarse su primer triunfo de etapa en esta edición y su primer maillot rojo de líder. Hubo que tirar de photo-finish para darle el triunfo.
Si lo defenderá o no, con todo lo que aún queda de Vuelta, habrá que verlo este lunes, aún en tierras italianas, entre San Maurizio Canavese y Ceres, con un puerto de cuarta categoría en los 134,6 kilómetros de recorrido de la tercera etapa.