Pasarán horas y días y se seguirá hablando de uno de los accidentes más espectaculares de los últimos tiempos en la Fórmula 1. Sin analizar las consecuencias que dejaron al de Red Bull y al de Ferrari sin podio en el GP de Azerbaiyán, los comisarios se centraron en las causas que provocaron un accidente que podría haberse evitado.
Cada piloto pudo dar su versión, pero por mucho que Pérez se empeñara en lo contrario, al final, según la resolución de la FIA, quien más pudo hacer por evitar el choque fue él mismo porque tenía mejor visión que un Sainz que estaba por delante y no hizo ningún cambio de trayectoria extraño.
Según el informe de los comisarios de la FIA, "Pérez, estando un poco detrás, estaba en una mejor posición para ver la ubicación relativa de los coches. Pero cuando los dos coches se acercaron a la pared de la derecha a la salida de la curva, estaban a aproximadamente a un metro de distancia".
Y aunque "durante todo el incidente, ninguno de los conductores condujo de forma errática y, de hecho, ambos mantuvieron su dirección muy neutral", tras la investigación determinaron que "era evidente que mientras estaba por delante, y teniendo el derecho de conducir su línea, Sainz se movió ligeramente hacia un coche del que tenía una visión limitada. Al mismo tiempo, no hay nada inusual en la línea de Pérez, pero podría haber hecho más para evitar el coche del que tenía mejor vista".
La conclusión, es que fue "un incidente de carrera en el que ninguno de los conductores tuvo la culpa predominante". De ahí que no se tomaran más medidas.