Una de las principales virtudes de Edson Álvarez ha sido su explotar sus virtudes por encima de dejar ver sus precariedades. Con ese enfoque, basado en la disciplina física y táctica, el canterano del Club América ha podido construir una carrera sólida de seis años en Europa que incluye una idolatría en el glorioso Ajax de Países Bajos.
Fue en el club de Johan Cruyff donde Álvarez terminó por comprender que su capacidad para cubrir un gran espacio de campo, gracias a su gran lectura de juego para anticiparse a lo que puede ocurrir, lo convirtieron en un central/contención recuperador de pelota de primer orden.
Estas virtudes, necesarias y difíciles de encontrar en un futbolista que puede jugar hasta tres posiciones (contención, líbero o defensa central), fueron bien valoradas por el West Ham inglés que no titubeó a la hora de desembolsar 42 millones de dólares por el traspaso del mexicano, quien arribó a Londres en 2023.
En la Premier League, con una exigencia mucho mayor a la de la Eredivise, Álvarez se fue afianzando de a poco, siempre con la disciplina aprendida desde pequeña por delante, y pronto se convirtió en una pieza importante del equipo con sus virtudes como carta de presentación.
Pero, mientras en su club se acomodaba a un sistema en el que su juego lucía y aportaba, el mexicano vivía un contexto opuesto en el Tri, envuelto en una crisis existencial tras la debacle futbolística y emocional que significó la eliminación en fase de grupos en el Mundial de Catar. Empujado por su carácter inquebrantable, Álvarez terminó desdibujándose, inevitablemente, junto a todo el equipo.
Alejado de sus principales virtudes, sacando la casta desde el coraje que simple vista el equipo carecía de la mano de dos proyectos que fracasaron en sus formas y resultados (Diego Cocca y Jaime Lozano), Álvarez intentó ser el conductor futbolístico del Tri sin poder lograrlo. No obstante, su presencia en cancha fue una de las principales cosas que Javier Aguirre, al tomar las riendas del cuadro nacional por tercera vez en su carrera, quiso preservar y desde allí, comenzar a construir una versión definitiva de un once base de cara al Mundial.
Como un artesano que valora el tiempo de cada una de sus minuciosas maniobras, el ‘Vasco’ fue arropando a Álvarez en el mediocampo para que volviera a centrarse en hacer lo que mejor sabe hacer y no querer ejecutar tareas alejadas de su capacidad. Con Marcel Ruiz y Gilberto Mora, como principales opciones, el Tri terminó fluyendo con cada pieza en su lugar.
Consciente de este contexto, con un mediocampo afianzado en el tricolor, Álvarez supo que la llegada de Graham Potter como nuevo entrenador del West Ham lo iba a rezagar en el peor momento posible. Con una idea clara y sin ganas de cambiarla sin importar el resultado o el contexto de cualquier partido, el entrenador británico quiere un contención más dúctil con la pelota mientras abarca el ancho de la cancha de manera sistemática.
Dejando de lado su carácter, que lo invitaba a quedarse en el equipo para pelear pr un lugar en el 11 titular, Álvarez ha priorizado llegar con buen ritmo a Mundial que México disputará frente a su gente, primero en suelo mexicano y después en ciudades estadounidenses que hace mucho están colonizadas por paisanos que matan la nostalgia con la Selección Mexicana.
Un paso que será definitorio para su carrera pero que ha dejado una muestra de lealtad para la afición mexicana que ve en su capitán todo lo que quiere, al menos desde el carácter y el amor propio, en cada uno de los futbolistas que la representen. Quedará el misterio, probablemente hasta cerca del último día del mercado de fichajes, para saber el destino de Álvarez. Pero lo que está claro es que será un lugar donde se sienta importante.