Fórmula 1 Focus: Norris da a la F1 un nuevo tipo de campeón y frustra a Verstappen

Norris celebra su triunfo en el título
Norris celebra su triunfo en el títuloABACAPRESS, Abaca Press / Alamy / Profimedia / Flashscore

En el mundo incesante de la Fórmula 1 siempre hay mucho de qué hablar, y Finley Crebolder, de Flashscore, comparte sus reflexiones sobre las historias más relevantes que circulan por el 'paddock' en esta columna habitual.

La temporada 2025 ha terminado y Lando Norris es campeón del mundo.

El británico ha conquistado el título por solo dos puntos tras cruzar la meta en tercera posición, justo después de que Max Verstappen lograra la victoria por delante de Oscar Piastri, convirtiéndose en el primer piloto de McLaren que gana el campeonato desde Lewis Hamilton en la 2008.

Como suele ocurrir con los finales de temporada en Abu Dabi -ojalá algún día vuelvan a Brasil-, la última carrera no fue especialmente emocionante, pero sí absorbente, siendo las horas más tensas de la F1 desde la famosa edición de la 2021.

Estas son las principales conclusiones.

Norris se gana el respeto

Cuando un piloto gana el título con el coche más fuerte de la parrilla, a veces parece que solo lo ha conseguido por el coche.

Sin embargo, aunque es justo decir que Verstappen habría conquistado el campeonato este año con un monoplaza más competitivo, la sensación es que Lando se lo ha ganado por méritos propios.

Esto se debe, sobre todo, a cómo ha cerrado el acuerdo en la última carrera. Ha estado bajo una presión enorme desde el inicio, sabiendo que el título se le escaparía si perdía solo una posición. Y aun así, con Charles Leclerc siempre pegado y teniendo que adelantar tras su primera parada, el británico no cometió ni un solo error.

Eso sería impresionante para cualquier piloto, pero lo es aún más en el caso de L. Norris, que ha sucumbido a la presión en varias ocasiones a lo largo de su carrera en la F1, pero esta vez, enfrentándose a una cantidad más elevada que nunca, ha mantuvo la calma y superó su mayor debilidad.

Su condición de campeón del mundo también parece más que merecida porque tuvo que superar una mala suerte considerable en el camino.

Algunos minimizan su logro, señalando que Max habría ganado si no fuera por el error tardío de Antonelli en Catar, que le dio al piloto de McLaren los dos puntos con los que superó finalmente al neerlandés. A ellos les diría que, sumando su avería mecánica en Países Bajos y la descalificación en Las Vegas, L. Norris perdió un total de 36 unidades sin culpa alguna.

Si añadimos que ha remontado una desventaja enorme frente a alguien con el mismo coche, queda claro que, aunque ha tenido el mejor monoplaza y algo de suerte en la penúltima carrera, es sin duda un campeón del mundo merecido.

La gran debilidad de Red Bull vuelve a pasar factura

Aunque los coches no han sido perfectos, Verstappen y Red Bull han funcionado como una máquina bien engrasada los días de carrera durante años. El piloto apenas comete errores y el equipo suele acertar con las estrategias y las paradas. Sin embargo, llevan tiempo arrastrando una gran debilidad, y les costó caro en Abu Dabi.

Cuando Norris se acercó al compañero de su rival por el título, que tenía la orden de frenarle todo lo posible, era inevitable recordar cuando Lewis Hamilton estuvo en una situación idéntica en la 2021. Sin embargo, el desenlace fue muy distinto.

En aquella ocasión, el segundo Red Bull de Sergio Pérez hizo un trabajo extraordinario para Max Verstappen. Con tácticas inteligentes y una defensa perfecta rueda a rueda, le quitó siete segundos a Hamilton, lo que impidió que el británico tuviera margen suficiente para parar y montar neumáticos nuevos cuando salió el Safety Car final. Así, el neerlandés pudo adelantarle en la última vuelta.

Cuatro años después, lo único que Yuki Tsunoda pudo hacer para intentar frenar a Norris fue zigzaguear peligrosamente y sacar ilegalmente al McLaren de la pista, llevándose una sanción por ello. No tenía ni el ritmo ni la destreza para hacer más.

La falta de un escudero para Verstappen no es nueva, ya que ocurre desde que Pérez perdió velocidad a principios de la temporada pasada, pero nunca antes lo había necesitado tanto como el domingo. Ahora, en Red Bull lamentan de verdad no haberle dado ese apoyo.

Si bien que Max sea el único líder del equipo y no tenga que pelear con un compañero como ocurre en McLaren tiene sus ventajas, lo que realmente necesita es alguien que no sea tan rápido como para quitarle puntos, pero sí lo suficiente para ayudarle a sumar más. Tanto él como el equipo rezan para que Isack Hadjar pueda cumplir ese papel la próxima temporada.

No obstante, el equipo también debe hacer autocrítica, ya que pilotos que han tenido problemas junto a Verstappen han rendido mucho mejor en otros equipos, lo que demuestra que Red Bull no ha sabido sacar lo mejor de ellos. Fabricar un coche que solo uno de tus pilotos puede dominar no es lo ideal, por muy bueno que sea, y ahora han pagado el precio.

Un nuevo tipo de campeón

Al ver una de las primeras entrevistas de Norris tras la carrera, me llamó la atención lo que dijo sobre Piastri. Con una sonrisa, afirmó sinceramente que su compañero le superará en el futuro y que, "por desgracia", le quedan muchas temporadas por delante en las que luchará contra el australiano.

L. Norris siempre ha sido muy honesto y abierto con sus sentimientos, pero resulta surrealista escuchar esas palabras de alguien que acaba de proclamarse campeón del mundo.

Los pilotos de la élite siempre han sido como máquinas fuera del coche, convencidos de ser los mejores del mundo y pensando que mostrar cualquier debilidad sería dar ventaja a sus rivales.

Norris nunca ha seguido ese patrón, admitiendo públicamente sus carencias y dificultades. Para muchos, eso era señal de que nunca estaría entre los mejores, pero ha demostrado que estaban equivocados.

Su excompañero y gran amigo Carlos Sainz lo resumió perfectamente: "Es un piloto que no sigue los estereotipos típicos de un campeón del mundo. Siempre ha sido fiel a sí mismo, muy honesto, muy abierto sobre sus dificultades y ha demostrado a todos que se puede ser campeón del mundo siendo buena persona, que no hace falta ser despiadado ni duro".

Durante años, los jóvenes pilotos han llegado al deporte sintiendo que debían ocultar cualquier duda, pero Norris ha demostrado que se puede tener una relación mucho más sana con las emociones y aun así triunfar.

Es un nuevo tipo de campeón del mundo, más humano, y como inspiración para la próxima generación, quizá sea el primero de muchos.

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