Al final del partido, se lanzó un plátano al banquillo del equipo de Recife después de que un gol en el minuto 46 pusiera el 2-2 final. La responsable del acto fue una jugadora del equipo sub-18 del Inter, que fue identificada y a la que se le rescindió el contrato.
La Fiscalía no tardó en enviar un requerimiento al STJD, que aceptó el castigo preventivo poco más de 12 horas después del incidente.
"El fútbol brasileño ha actuado con rapidez para combatir el racismo. En casos de racismo, la CBF siempre se anticipa y propondrá castigos preventivos contra los racistas. Esta vez no fue diferente", afirmó el presidente de la CBF, Ednaldo Rodrigues.
En un comunicado publicado dos horas después del partido, la CBF condenó el acto y pidió un castigo estricto para los responsables.