La carrera de Davies en Múnich comenzó como una película de Hollywood. ¿Quién no recuerda su legendaria carrera en solitario contra el FC Barcelona en los cuartos de final de la Liga de Campeones de 2020, cuando destrozó a Nelson Semedo de una manera que probablemente todavía hoy le da pesadillas? Pero desde aquel momento estelar, el veloz regateador ha ido ocultando cada vez mejor sus cualidades ofensivas.
Si echamos un vistazo a sus estadísticas en la Bundesliga en los últimos años, veremos que, después de cinco años y medio como titular, no ha progresado demasiado. El canadiense sólo se ha acercado a los siete tantos de su primera temporada en la Bundesliga en otra campaña, y en lo que va de año ha participado directamente en tres goles.
Aunque se trate de buenas cifras ofensivas para un lateral, el jugador y el club deben plantearse la cuestión de la proporcionalidad. En otras palabras: Davies sigue siendo un hombre muy bueno, pero por esa cantidad de dinero se debería esperar algo más que alguna que otra carrera de ritmo, que cada vez con más frecuencia acaba con un mal pase que con una asistencia.
El problema no es sólo lo que Davies muestra en el campo, sino también lo que exige fuera de él. ¿20 millones de euros al año? Eso le llevaría a esferas antes reservadas a jugadores como Manuel Neuer, Joshua Kimmich o Robert Lewandowski en el FC Bayern. ¿Está Davies a este nivel? Desde luego que no.
Un aumento también tendría un efecto de señalización fatal. Imagínese a un Jamal Musiala enterándose del mega-trato de Davies. Es impensable qué exigencias salariales podría plantear el niño prodigio de Múnich en vista de su ya destacada importancia. El FC Bayern mantiene desde hace tiempo su legendaria disciplina en materia de salarios, y Davies podría alterar peligrosamente este equilibrio.
¿Y si Davies se marcha?
No se acabará el mundo si Alphonso Davies abandona la Säbener Straße, aunque los aficionados echarán de menos a su "Phonzie". El mercado ofrece varias alternativas que parecen más sensatas tanto deportiva como económicamente. En primer lugar, está Raphaël Guerreiro: el portugués interpreta el puesto más como mediapunta que como extremo, pero ya ha demostrado ser un lateral izquierdo flexible y ofensivamente fuerte. ¿Por qué no apostar por un hombre que ya está ahí?
Un hombre que pronto estará de vuelta es Frans Krätzig. Este joven talento, que ya se había mostrado prometedor en la categoría sub-21, ha florecido en las últimas semanas en Heidenheim, su último destino como cedido. Uno de los objetivos declarados de los dirigentes del Bayern para los próximos años es llevar a los jugadores de talento del campus a las filas profesionales. ¿Quizá ha llegado el momento de apostar con valentía por la juventud? Al fin y al cabo, el propio Davies aprovechó su oportunidad con 18 años.
Y si todo eso no funciona, el mercado de fichajes sigue abierto: jugadores como Alejandro Balde (Barcelona), Álvaro Carreras(Benfica) o el internacional alemán David Raum(RB Leipzig), con sus temidos centros en condiciones presumiblemente mucho más humanas, serían interesantes refuerzos externos. El mercado es amplio, las opciones diversas - y el FC Bayern tiene los medios para encontrar un sucesor.
Conclusión: Un "correcaminos" caro con un límite de velocidad
Alphonso Davies es sin duda un talento excepcional. Pero incluso los jugadores más rápidos pueden encontrarse en callejones sin salida si sus exigencias son demasiado elevadas. El campeón de los récords no debe dejarse llevar por la nostalgia o el miedo, sino sopesar las cosas con sobriedad: Si Davies no rebaja sus exigencias, una salida podría ser la mejor solución, para ambas partes.
Con los ingresos de un posible traspaso, Múnich podría ampliar y reforzar la plantilla. ¿Y quién sabe? Quizá el próximo "correcaminos" aporte algo más que velocidad, quizá también regularidad a un precio más favorable.
