Fueron tres, pero pudieron ser seis. O siete. O los que el Arsenal hubiera querido. Los Gunners dispararon con todo su 'arsenal' tanto con balón como sin balón. Un baño de esos que escuece al madridismo justo cuando menos se pensaba. Pero ojo, no se esperaba porque era Champions, pero realmente, esta imagen de los de Ancelotti ya se ha visto en más de una y de dos y tres y cuatro ocasiones esta misma temporada.
Responsables
Podríamos empezar por el técnico italiano y su cambio al 4-4-2. Un esquema que sacó de sitio a Rodrygo, que ni atacó ni defendió, y enjauló a Valverde, preocupado únicamente de sujetar a Martinelli. Por la izquierda, en su insistencia de premiar al veterano por encima de quien ha demostrado estar física y tácticamente mejor, colocó a Alaba.
Al austriaco ni está ni se le espera. Con él también empezamos los señalamientos de jugadores. No es ni la sombra de quien era antes de su lesión. Y para colmo, Carlo lo coloca en un sitio, de lateral, en el que llevaba dos años sin jugar. Sufrió con Saka, que fue un tormento para él una jugada sí y otra también, y al que, impotente tras varios metros de conducción, trabó en la frontal del área. Luego llegaría Rice, una barrera mal colocada y poco poblada, y... comenzó la sangría goleadora.

Y menos mal que estaban Courtois y Asencio, aunque el primero falló en ese 1-0. Con solo cuatro jugadores como barrera, confió demasiado en sus cualidades. Pero al belga no se le puede echar culpa de nada porque si no es por él, ni milagro en el Bernabéu ni noche mágica ni nada de nada. Al que sí hay que darle un toque es a Camavinga. En esa indefinición sobre su figura, su posición en el campo, y qué rol debe tener en el equipo, ahora mismo yo lo tengo claro: el del banquillo. Le temblaban las piernas cada vez que tocaba el balón, sus pases así lo demostraban, con un riesgo desmesurado. Y su contribución para sacar el balón desde atrás, para ayudar a Modric a poner criterio brilló por su ausencia. Sí, luego mejoró con un par de cortes y barridas de bola, pero terminó expulsado presa de la frustración. Lo mismo le sirve para reflexionar y hasta le viene bien al Madrid jugar sin él.
¿Vinícius jugó?
Después está lo de Vinícius. Espera, ¿fue al Emirates? Porque si Alaba es una sombra, lo de Vini en Londres es de juzgado de guardia. No se fue de nadie, a Timber le hizo parecer Cafú, no acertó en ningún pase, cuando pudo correr eligió mal el camino hacia fuera en vez de hacia dentro. Y salvo el primer cuarto de hora de rigor, se fue olvidando de correr hacia atrás con más frecuencia que de costumbre. Un aspirante a Balón de Oro, un crack mundial, debe aparecer en estos partidos. Él no lo hizo. Claro que tampoco Mbappé, aunque al menos el francés se ofreció incluso a bajar al medio campo viendo las dificultades de sus compañeros para generar fútbol. Pero él tampoco se puede ir de rositas. Vino para estos encuentros, para solventarlos, para ser decisivo. En el fútbol no vale el pasado ni el ayer, es el ahora y el hoy. Y Kylian no marcó las diferencias, no fue una amenaza. Suspenso también.

Así podría seguir un buen rato, desmenuzando la tardía respuesta desde el banquillo para enmendar algún aspecto táctico, para quitar a algún intocable, para colocar a los Brahim o Endrick, que se ganan el sitio cada vez que juegan... pero esto es la Champions, es el Madrid y queda el Bernabéu. Palabras mayores y que nadie los dé por muertos. En cualquier caso, a expensas de otro milagro en esas mágicas noches europeas, debe haber consecuencias tanto en decisiones actuales como en la planificación de una plantilla que ha sufrido muchas lesiones, pero que se encuentra descompensada tanto en defensa como en el medio campo.
Que a estas alturas sigamos echando de menos a Toni Kroos...
