El caso del brasileño es habitual en los últimos tiempos. Un club grande que se lanza a por un joven menor de edad que está despuntando en Brasil y al que se le echa el lazo para asegurarse su concurso cuando cumpla los 18 años y a un coste inferior que si esperase a confirmar y madurar su nivel de juego. En ocasiones sale bien, como Vinícius o Rodrygo; en otras, sale mal, como Reinier. Y luego están las bolas sorpresa, que aún no saben qué te depararán. Esos serían los casos del también madridista Endrick y del ahora bético Vitor Roque.
La llegada, ahora ya se sabe que apresurada, a la plantilla del Barça, le hizo mucho daño. A Xavi no le gustó lo que vi y no le dio bola. Y Flick, tras darle alguna oportunidad en verano, ídem. Así que encontró salida en el Betis, club que lucha en la zona media alta de la tabla y con un gusto por tener el balón. Sitio, a priori, ideal para que se adaptara al fútbol español sin tanta presión, y que pudiera volver ya más curtido al primer equipo catalán.
Sin embargo, las expectativas, al menos por los números, no se están cumpliendo. Tan solo ha marcado en Liga cuatro goles en 1.015 minutos repartidos en 16 partidos, 12 de ellos como titular. Y marcó otros dos frente al amateur Gévora en la primera ronda de la Copa. Pero ni ante otro modesto como el Sant Andreu ni contra el Huesca fue capaz de mojar.
Habrá que ver si es capaz de demostrar su olfato goleador en la segunda parte de la temporada, empezando por esa eliminatoria copera ante el Barça en Montjuïc. Sería, desde luego, el escenario ideal para él para demostrar que puede volver y ser el sustituto del veterano Lewandowski.