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La volátil selección mexicana de Javier Aguirre

La volátil selección mexicana de Javier Aguirre
La volátil selección mexicana de Javier Aguirre CHRIS GARDNER / GETTY IMAGES NORTH AMERICA / Getty Images via AFP
La Selección Mexicana de Fútbol se enfrentó a Suiza en Salt Lake City previo a una Copa de Oro que ha cobrado más relevancia de lo habitual: será la última gran prueba antes del Mundial en casa.

La tranquilidad rutinaria de Salt Lake City en Utah se vio irrumpida esta tarde de sábado por una marea mexicoestadounidense que se acercó al Rice-Ecles Stadium, un recinto universitario que recibió a más de 40,000 personas nobles atrapadas en la nostalgia de sus raíces mexicanas y lejos del hartazgo de los últimos años en el resto de la afición nacional.

La fatídica actuación en Catar 2022, donde el Tri se quedó fuera de fase de grupos por primera vez en ocho justas mundialistas, provocó un malestar generalizado en el país y un debate sobre el camino que los futbolistas mexicanos estaban tomando desde sus prioridades y la postura dirigencial.

En medio de dimes y diretes sobre el sistema de competencia doméstico, la prioridad de futbolistas y dirigentes por lo económico muy por encima de cualquier otra cosa, terminó calando hondo en los altos mando del fútbol mexicano, quienes decidieron volver a las bases y blindarse con la mejor opción posible.

Aunque la crítica era severa desde todos los sectores de la sociedad futbolera, la llegada de Javier Aguirre como entrenador y de Rafael Márquez como su asistente fue vista por todos, sin excepción, como una decisión acertada para los tiempos convulsos que se estaban viviendo. Desde entonces, al mismo tiempo que el Vasco difuminaba con su relajada y coloquial forma de ser todos cuestionamientos de la prensa, el técnico mexicano comenzó a construir una idea de juego desde lo mental para motivar a unos futbolistas que se sentían devaluados cuando se ponían la camiseta de la selección.

Y si bien la renuncia de Juan Carlos Rodríguez, el hombre que lo contrató, como Comisionado del Fútbol Mexicano casi interrumpe por completo el ciclo del Vasco, el exentrenador del Mallorca, Osasuna, Atlético de Madrid, entre otros equipos, se quedó y, al poco tiempo, los futbolistas y la afición comenzaron a ver, muy paulatinamente, cambios positivos alrededor del representativo nacional.

Ya con el poder fortalecido, con señales de que podía ser flexible con su idea de juego (como jugar con dos delanteros), Javier Aguirre se ha convertido en el dueño de todo lo que ocurre alrededor del Tri. Pero, a pesar de ese sistema protector que el director técnico ha construido alrededor del equipo, la deuda principal sigue perpetuándose donde más importa. 

Mientras los federativos sonreían por el dinero ganado debido a la gran afluencia de personas que fueron al partido frente a Suiza en un estadio que cobra menos por alquilarse, México sufrió ante un cuadro que hace mucho se consolidó como una selección seria que aspira a pronto dar un golpe certero ante la élite. 

Si bien México mostró una buena cara por momentos, el Tri terminó cayendo 2-4 en un partido que resultó ser atractivo para el aficionado presente, más preocupado por exponer su idiosincracia mexicana en tiempos de afrentas contra migrantes en Estados Unidos. 

El cotejo, convulso por un gol suizo en fuera de lugar que subió al marcador por no haber VAR, mostró a un Aguirre agitado y enojado en el borde del área técnica, para después terminar cabizbajo y con las dudas generadas por un equipo antipático y poco eficaz ante al arco; lejos de lo que ha construido en toda su carrera como entrenador. 

“Mostramos poca personalidad en el primer tiempo con el gol en contra. Parecía que se acababa el mundo y un equipo bajo mi mando no puede ser así”, dijo Aguirre sin tapujos después del partido. “Fue una mala tarde. Cada uno de los cuatro goles fueron evitables. Pero la culpa es mía”.

 

México disputará la Copa Oro este verano, un torneo que está obligado a ganar. Pero, sin duda, la prueba más grande y lo que espera todo un país, es la Copa del Mundo. Un año para el Vasco construya el equipo en cancha que ya ha podido edificar lejos de ella.