El austriaco aún no está para jugar ni tampoco para entrar en las convocatorias, pero está cerca. Así se desprende de lo visto sobre el césped de Valdebebas donde la primera plantilla blanca ha seguido olvidándose de los mantecados y el turrón, primero con un paso por el gimnasio y a continuación ya sobre el rectángulo de juego.
Allí, haciendo parte del entrenamiento con sus compañeros, golpeando balón, estaba de nuevo Alaba, en la parte final ya de su readaptación al grupo, en su puesta a punto para incrementar el ritmo y ponerse a disposición plena de Ancelotti.
Ni el entrenador ni el jugador ni los servicios médicos quieren precipitarse. Después de haberse cumplido ya un año desde su gravisima lesión de rodilla, no les van a entrar ahora las urgencias. El propio defensa es consciente de ello, pero también de que sus ganas de volver son un buen argumento para seguir apretando en las sesiones individuales y grupales.
Su recuperación, de hecho, esperada ya para este mes, es uno de los argumentos para evitar acudir al mercado. Se considera que con él en la rotación, más Rüdiger, Tchouaméni y Asencio se puede finalizar la temporada con plenas garantías, incluso ya con vistas al regreso de la Liga de Campeones. Con Vallejo ya es claro y notorio que no se cuenta.