Antony jugó la segunda mitad de la última temporada cedido en el Betis, donde marcó nueve goles en 26 partidos en todas las competiciones. Este verano ha asegurado su traspaso definitivo al club sevillano, después de haber sido incluido en el "grupo de descartes" del Manchester United junto a jugadores como Marcus Rashford y Alejandro Garnacho.
El extremo ha confesado que se sintió "faltado al respeto" por el United al final de su etapa en Old Trafford, y se le ha visto llorando al hablar sobre su tiempo en Inglaterra.
Ahora, mientras sigue brillando en LaLiga, ha contado a Globo que estuvo muy cerca de marcharse a la Bundesliga para unirse a los campeones Bayern de Múnich.
"La ventana de fichajes cerraba al día siguiente, sobre las siete u ocho de la tarde, si no me equivoco, o quizás a medianoche. Fue justo el último día cuando estábamos negociando con el Betis, y ahí recibí la llamada del Bayern. Voy a ser totalmente sincero. De verdad que he estado indeciso. Estamos hablando de un gigante mundial, el Bayern, y el entrenador Kompany, con toda su experiencia, me llamó personalmente. Hablamos, fue muy educado, me dijo que siempre ha sido un gran admirador de mi fútbol, y esto ocurrió sobre las 23:00".
Amor por las 13 barras
"¿Betis? Es un lugar donde soy realmente feliz, donde siento el apoyo de todos los que me han acogido. Ha sido una decisión personal: sentirme bien, ser feliz y conocer mi rutina diaria aquí. Además, ya había acordado todo con el club, di mi palabra. Todo estaba decidido, no podía hacerme eso ni al club. La familia también ha influido mucho en la decisión".
Antony ha sido clave en la transformación del club desde que llegó procedente del United y se ha convertido en una figura de culto en España. Actualmente es un jugador seguro de sí mismo y se nota que disfruta del apoyo de la afición española.
El futbolista de 25 años ya ha disputado 11 partidos con el Betis, ha marcado seis goles y ha dado dos asistencias. Sin embargo, su carrera podría haber tomado otro rumbo bajo la dirección de Kompany en el Bayern de Múnich, donde quizá habría conquistado un título de Liga y mucho más, en vez de perder el título de la Conference League ante el Chelsea.
