Joaquín Caparrós aterriza de nuevo en el plantel hispalense para sofocar la crisis del Sevilla. La situación clasificatoria invita a pensar que no estarán invitados a la lucha por alcanzar puestos europeos, de la misma forma que tampoco deberían sufrir de cara a lograr la permanencia. Pese a que García Pimienta fue renovado hasta 2027 a comienzos de curso, José María del Nido Carrasco y su equipo de trabajo se decantaron por destituir al catalán tras una racha de cuatro derrotas consecutivas.
El veterano técnico tiene una misión que va más allá de los puntos: rebajar el clima de tensión y ejercer como pegamento entre la afición, crispada por la involución del club en los últimos tiempos, y la propia entidad. A falta de unos días para el duelo ante un Deportivo Alavés que busca la salvación, Caparrós ha sido contundente al dirigirse a los futbolistas: "Tenemos que ser competitivos y un bloque fuerte para sentirnos a gusto defendiendo".
"Voy a ser exigente en los entrenamientos, aunque ya no podemos meter mucha carga. El juego es de ustedes, por muchos vídeo que pongamos. Tratamos de predisponer a la plantilla, pero ustedes tienen que creer, y que no sea de boca. Detrás del grito de 'Sevilla' antes de los partidos hay muchas cosas, y eso hay que transmitirlo. Si un futbolista se cabrea, se tiene que cabrear con el balón y no con el entrenador. Tengo que demostrárselo al gilipollas que no me pone", agregó Joaquín.
La charla concluyó con las siguientes palabras: "La suma de todas esas actitudes hacen que seamos un equipo. Hasta el más mínimo detalle. Hasta bebiendo agua uno tiene que estar compitiendo. No lo hago por beber, sino que lo hago viendo el partido. Y tiro la botella y me pongo a jugar. Si hago la falta aquí, mejor que aquí. El domingo tenemos un partido precioso. No vamos a volvernos locos porque no hay tiempo. Disfrutad, que esta profesión es un lujazo, hostias".