Los hispalenses están viviendo una aciaga temporada a nivel de resultados, lo que ha dado pie a un tenso y violento clima que se ha calmado ligeramente tras la victoria ante el equipo insular. A García Pimienta se le renovó para acabar echándolo meses después, los digirentes han recibido amenazas -especialmente José María del Nido Carrasco- y la plantilla se vio acorralada en la ciudad deportiva tras la derrota sufrida contra el Celta de Vigo.
Los de Nervión tienen puesto ya el foco en mejorar la plantilla de cara al siguiente curso para, como mínimo, lograr una permanencia más holgada. Por trayectoria y palmarés, es una entidad que debería luchar por esos puestos que otorgan billetes para viajar al Viejo Continente. En este curso, de hecho, estaba más barato que nunca debido a que había ocho plazas disponibles: cinco de Liga de Campeones, dos de Europa League y uno de Conference League. Pues ni con esas.
Si algo ha condenado al Sevilla es el hecho de no haber encadenado dos triunfos en más de un año. Hay que remontarse a mediados de abril de 2024 para encontrar una racha positiva: ganaron en Getafe a finales de marzo, volvieron a hacerlo en Las Palmas dos semanas más tarde y vencieron contra el Mallorca en un duelo que afrontaron como locales. Luego, eso sí, terminaron el curso con cuatro derrotas consecutivas.
Esta situación no es la más favorable de cara a la cita ante un Madrid sin alicientes ya tras el alirón del Barcelona. Los hombres de Joaquín Caparrós han perdido sus cinco enfrentamientos frente a los tres colosos del fútbol español y, de caer también este domingo, darían forma a un pleno negativo con un único precedente (campaña 2022/23). Pese a que el equipo blanco no se juega nada, Kylian Mbappé está a un paso del pichichi y tratará de acercarse a él con algún gol.