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Charlyn Corral: la revolucionaria mexicana a la que el fútbol le debía un campeonato

Charlyn Corral: la revolucionaria mexicana a la que el fútbol le debía un campeonato
Charlyn Corral: la revolucionaria mexicana a la que el fútbol le debía un campeonatoHECTOR VIVAS / Getty Images South America / Getty Images via AFP
Oriunda de una zona peligrosa y acaparada por la desgracia, la mexicana Charlyn Corral ha inspirado a generaciones de niñas en México con una pelota en los pies. Ahora, tras una exitosa trayectoria en Europa, ha logrado el primer título de su carrera con 33 años.

Desde hace décadas, decir Ecatepec es sinónimo de desesperanza, dolor y angustia. Ese municipio del Estado de México, uno de los 125 que lo conforman, es el hogar de poco más de 1.8 millones de personas, quiene se han acostumbrado a sobrellevar la vida en el lugar más peligroso de un país de casi 3,200 kilómetros de longitud. 

Esa violencia rutinaria y aplastante ha afectado de sobremanera a las mujeres: en Ecatepec de Morelos —nombre completo del municipio— se cometen seis agresiones diarias contra ellas. En 2018, el país se estremeció con la historia del ‘Monstruo de Ecatepec’, un hombre que fue aprehendido y condenado por el feminicidio del al menos 20 mujeres. 

En esa realidad aplastante y afianzada desde hace mucho tiempo con el correr de los años nació Charlyn Corral, una mujer que encontró en la pelota una vía de escape primero y luego la manera de cambiar perspectivas para edificar el profesionalismo del fútbol femenil en un México atrincherado en el machismo. 

Corral nació un 11 de septiembre de 1991 y desde el primer día de su vida supo que el camino iba a ser empedrado y cuesta arriba en el que si se caía la única opción era levantarse, sacudirse los arapos viejos que tenía como ropa y seguir. En Ecatepec no había tiempo para levantarse. En Ecatepec sobrevivir era un trabajo de tiempo completo. 

Fútbol: vía de escape y destino

A los tres meses de nacida, la joven mexiquense tuvo que superar los exabruptos de una negligencia médica que provocó que uno de sus pulmones colapsara. Un reto complicado para sus allegados, pero que no iba a detener el camino de gloria que le esperaba a Charlyn y que haría sentir orgullo pleno a su familia y a un paìs entero.

Hermana menor de George Corral, que debutó en América en 2009, Charlyn siguió sus pasos una vez que descubrió en el fútbol una vía pasional de escape que le proporcionaba, al mismo tiempo, felicidad y una oportunidad de cambiar su destino. 

Con la pelota en los pies, con la que demostró un talento sobresaliente desde muy pequeña, Charlyn enfrentaría otra adversidad, una muy arraigada a la idiosincrasia nacional y acaparadora de usos y costumbres en un país conservador que no le gustaba ver nada fuera del orden que su ideología les dictaba. 

Ante el machismo, Charlyn no tuvo otra arma que jugar y seguir jugando de manera sobresaliente. Lo hizo en equipos mixtos hasta casi los 10 años, cuando su talento brilló tanto que fue captada por una academia femenil. A partir de ese momento, la pequeña de los Corral comenzaría dejar huella en distintas competencias domésticas como olimpiadas nacionales en distintas categorías. 

En 2006, en plena adolescencia, acapararía los reflectores de la prensa después de que la FIFA la nombrara “niña prodigio del fútbol mundial”. Pero, con un contexto desfavorable al no tener una liga profesional femenina, Charlyn tuvo que optar por aceptar una beca completa en la Universidad de Louisville, Kentucky, para que su talento, al menos, pudiera darle una educación de primer nivel con la que jamás habría soñado. 

La aventura europea

Pero, una vez que tuvo el título universitario en sus manos y luego de dejar una marca imborrable en el equipo de fútbol con una gran cantidad de goles inolvidables, Charlyn terminó por aceptar que, si no había un camino que recorrer, la única solución era edificarlo; para ella y para todas las demás que habrían de seguir sus pasos. 

En 2014, para sorpresa de nadie de los que la conocían, Charlyn fichó por el Merilappi United de Finlandia, donde jugaría 8 partidos en los que marcó 5 goles. Tiempo suficiente para que el Levante de la Liga Iberdrola de España la contratara. En septiembre de 2015, tres años después de haber ingresado a la universidad, la mexicana debutaría con su nuevo equipo. Esa fecha está ya en la historia del fútbol mexicano como el día en el que inició una de las carreras más brillantes de una futbolista nacional en Europa. 

Fueron cuatro años los que Charlyn pasó en Valencia. Cuatro largos años en los que acudió a concentraciones con la Selección Femenil de México en donde fue una más de las obreras que edificaron los cimientos de un proyecto a largo plazo que, en la actualidad, gozan las futbolistas más jóvenes a las que ya no les parece imposible vivir de su más grande sueño. 

Con el Levante anotaría 88 goles en 124 partidos y se convertiría en la primera jugadora mexicana en conseguir un Pichichi al ser la máxima anotadora de un torneo. Esos números, pero sobre todo la entrega y el liderazgo mostrado dentro y fuera del campo captaron la atención del Atlético de Madrid femenil. 

Su travesía con las colchoneras tuvo episodios de altibajos, gracias a una lesión de ligamento cruzado anterior que la dejó fuera todo un año en la campaña 20-21, cuando Charlyn ya tenía 29 años y el país comenzaba a preguntarse cuánto tiempo más le quedaba de tiempo dentro del terreno de juego. 

Vuelta a casa y la esperada consagración

Desde Madrid, mientras se recuperaba de su lesión, Charlyn veía con gran asombro y emoción el desarrollo de la Liga MX Femenil. Un campeonato en forma con el que siempre soñó disputar en su propio país y del que se sentía orgullosa por haberlo impulsado desde la inspiración que emanaba de su juego. 

Por eso, cuando Pachuca le acercó una oferta para volver a México, Charlyn no dudó ni un segundo en aceptar el trato. A mediados de 2021, luego de seis años en Europa y con tres Copas del Mundo Sub-20 y dos de selección mayor disputados, además de haber ganado dos títulos obtenidos en los Juegos Centroamericanos y del Caribe, la gran goleadora mexicana debutaba con las Tuzas. 

Y si algunos se preguntaban sobre el ocaso de su carrera, Charlyn ni se inmutó y se dedicó a hacer lo que más le gustaba: hacer goles. En tres años y medio con Pachuca, la mexicana es ya la máxima goleadora en la historia del equipo con 136 anotaciones. Además, la de Ecatepec ha sido tetracampeona de goleo (tres de ellos consecutivos). 

No obstante, a pesar de ese gran palmarés como goleadora, a Charlyn le hacía falta un título de campeona con un equipo profesional. Acostumbrada a ver de frente y vencer a la adversidad, supo que no era opción rendirse luego de tres finales perdidas con las Tuzas. Por eso, en el partido de vuelta de la gran final frente al América, con tan sólo un gol de ventaja en el marcador global, Corral se acomodó el gafete de capitana del equipo y miró una a una a sus compañeras. Sin aspavientos pero con voz clara emitió la calma necesaria para aguantar los últimos minutos de un partido de vuelta de infarto. 

Cuando el final llegó, Corral no pudo contener su emoción. “Cuando firmé con Pachuca sabía que era para hacer historia. Creo que desde que llegué ha habido un antes y un después. Estar en los primeros lugares y ser tetracampeona de goleo parece fácil y lo dan por hecho, pero no saben lo que hay detrás. Creo que mi nombre lo estoy escribiendo en letras doradas y espero que cuando me retire se acuerden de mi nombre y pueda inspirar a muchas personas”, dijo. 

Charlyn Corral tiene por fin el título de campeona que tanto anhelaba, un logró que quedará en la historia del fútbol mexicano. Y junto a él estará tal vez el logro más importante de su carrera deportiva: hacer que, tan sólo por un momento, el peligroso Ecatepec sea sinónimo de triunfo y grandeza.