El paso de Jaime ‘Jimmy’ Lozano por el Pachuca nunca fue bien recibido por la gente de los Tuzos que se quedó enamorada del uruguayo Guillermo Almada, quien entendió a la perfección que en la Bella Airosa había que desarrollar talento joven para acompañar a figuras de renombre.
Lo ocurrido en Pachuca ha vuelto a recordar lo ocurrido con Lozano en el Tri, un cargo al que llegó para recomponer el ánimo de un grupo de jugadores que se habían quedado cansados del manejo del entrenador previo, tal como ocurrió en los Tuzos. Una muestra clara que al todavía joven estratega mexicano se le van acabando las fortalezas que un día fueron valoradas por otros.
El fracaso del enfoque relajado
En medio del caos que significó la dolorosa eliminación de México en fase de grupos en Catar 2022, tras siete justas clasificando a Octavos de Final, los directivos decidieron escuchar a los jugadores del Tri, quienes quedaron hartos y cansados de las exigencias que Gerardo ‘Tata’ Martino les pedía previo a la Copa del Mundo.
"Dejamos de tener días libres, dejamos de tener tardes para salir a caminar, que son tonterías, pero al final ahí es cuando con razón la gente de México dice 'no entienden la idiosincrasia del mexicano', desgraciadamente él decía 'en Argentina, si tú los concentras 50 días para ser campeones del mundo se matan', pues sí, en Argentina, pero en México necesitan a su familia, tener al hijo, abrazar a su mujer o a la novia porque así somos”, contó Andrés Guardado en su análisis sobre por qué el Tri fracasó con Martino.
Para “corregir” ese contexto que estaba asfixiando a los futbolistas, la Federación Mexicana de Fútbol contrató a Jaime Lozano, quien acababa de ganar el bronce Olímpico con la sub-23 y del que se hablaban grandes cosas desde el manejo de grupo. Había que tener contento al grueso de jugadores, por encima de todo.
Con la Copa América de 2024 como el gran objetivo para renacer, aprovechando que se jugaba en sitios de Estados Unidos con afluencia mexicana, Lozano accedió a las peticiones de loa jugadores. De pasar a ser unos “prisioneros” de Martino, en suelo estadounidense volvieron las salidas a centros comerciales y sus familias, sus novias y amigos, compartieron el mismo hotel con los futbolistas.
Ese contexto, que en un principio hizo ruido en la prensa, explotó en críticas cuando la crisis de Catar terminó agudizándose con el fracaso que México construyó en Estados Unidos. Con un equipo carente de variantes y sin que Lozano fuera capaz de estar a la altura de las circunstancias, el ‘Tri’ quedó afuera de fase de grupos, tal como en la justa mundialista.
Una situación similar en Pachuca
Lejos de asimilar lo ocurrido con la Selección Mexicana, Lozano tiene claro que las carencias de su trabajo no pasa por el manejo de grupo que el cree que es el mejor para cualquier circunstancia. Por eso, cuando en Pachuca se vivió una situación similar a la de Martino, los directivos de los Tuzos inmediatamente pensaron en él.
Pero, a diferencia de Martino, el paso de Almada por Pachuca fue extraordinario con desarrollo de jugadores jóvenes, fichajes buenos de extranjeros y, sobre todo, con títulos: un campeonato de liga, una Champions League de la Concacaf y una Copa Challenger de la FIFA en Doha. Sin embargo, luego de tres años de exigencias y desgaste, los jugadores se hartaron del método del uruguayo y su salida fue tan inmerecida como caótica.
Al quite, para cambiar el ambiente en el club, llegó Lozano, otra vez con su fama de ‘amigo de los futbolistas’ y con su reputación golpeada pero no destruida. Tal como ocurrió en el ‘Tri’, la aventura en los Tuzos fue corta, llena de cuestionamientos sobre sus formas dentro y fuera de la cancha, y con pobres resultados en estadística y con un estilo muy alejado de las buenas formas mostradas con Aldama.
El fracaso es tal, que a la directiva de Pachuca poco le importó que en 10 días tengan un partido contra Pumas por el Play-in para entrar a la fase final. Cansadlos de lo visto en un pobre semestre futbolístico, decidieron darle las gracias a Lozano, quien suma así su segundo fracaso deportivo consecutivo. Uno que ha vuelto a poner en duda su trabajo y su estilo como entrenador.
