El Toluca de Mohamed, los complicados Diablos Rojos del Turco, sacaron adelante un partido que en la previa parecía cuesta arriba, desde el contexto histórico del rival, pero también por ser visitante en el siempre duro universitario de Nuevo León, donde la gente de Tigres ha empujado a su equipo desde siempre.
Y, aunque el cuadro local supo ponerse en ventaja en el marcador gracias al gol de Ozziel Herrera en el primer tiempo, el cuadro mexiquense, que es un fiel reflejo de su entrenador y la manera que entiende el juego, supo sufrir, apretar los dientes y seguir con la forma inteligente de comprender cada faceta del partido.
No hay forma, por lo menos en los últimos tiempos que un equipo del Turco Mohamed no sea competitivo. Con la experiencia de tantos años en sus espaldas, el entrenador ni se inmutó al verse abajo en el marcador y ajustó lo mínimo con su planteamiento inicial. Su postura tendría recompensa con un gol al minuto 45.
La anotación previa al final de la primera parte sería un golpe de impulso psicológico para los visitantes, quienes se adueñaron del ritmo y los tiempos que el partido estipulaba, con todo y un intenso calor típico de las noches primaverales de Nuevo León. En esa jugada brilló, como lo viene haciendo recientemente, un futbolista mexicano exquisito.
El eje de la filosofía Mohamed
Marcel Ruiz, el yucateco de 24 años se ha afianzado, para sorpresa de muy pocos, como un futbolista cerebral capaz de dirigir los hilos de un equipo. Entre los muchos que han aprovechado la llegada de Mohamed al equipo, Ruiz es tal vez el que más le ha sacado provecho a la sapiencia del argentino.
Futbolista pensante, de buen pie y con potrero, el Turco adoptó a Ruiz desde su llegada y le propuso explotar sus cualidades y descubrir otras que el técnico creía que el mexicano podía tener. Gracias a ello, Ruiz no sólo ha mejorado su rendimiento desde la fría estadística, sino que verlo jugar se ha vuelto un deleite con su cabeza levantada y su confianza para pedir la pelota.
El gol de Toluca, como otras tantas acciones del partido, quedó como una instantánea para reflejar la importancia de Marcel, quien durmió una pase largo con su pierna casi al mismo tiempo que se daba la vuelta para quedar frente al arco, antes de meter un centro medido, ensayado y que, junto al goleador Paulinho, ha convertido en una marca registrada de su talento.
Pero la principal virtud que Ruiz ha tenido vestido de diablo, y que impulsó Mohamed, es la inteligencia para comprender qué y cómo se está disputando un partido. Una lectura calcada a con la que el ídolo de Huracán e histórico de Toros Neza marcó una época en el fútbol mexicano durante la década de los 90.
Un aspecto que agradece también Javier Aguirre. El Vasco, deseoso de un futbolista con talento que manejara la narrativa de los partidos de su selección, está feliz del hallazgo de este Marciel a un año de un Mundial que el técnico mexicano pretende que sea de reconciliación perpetua entre un equipo que se ha alejado de su gente.