Iker Casillas (44) mantiene una batalla legal con la aseguradora Fidelidade y el Oporto, en la que reclama 3,7 millones de euros. El exportero alega que está incapacitado para trabajar tras el infarto agudo de miocardio que sufrió durante un entrenamiento del equipo luso en mayo de 2019.
El caso lleva tres años en los tribunales. Fidelidade reclama haber transferido 1,5 millones de euros, el tope anual para accidentes laborales, y el FC Porto reclama haber pagado más de un millón de euros en salarios durante el periodo de inactividad. Además, las dos organizaciones no consideran posible probar que el esfuerzo físico realizado por el portero aquel día dictara el fin de su carrera y subrayan que el español tiene medios para vivir una vida sin privaciones.
Sin embargo, el guardameta afirma que el final de una carrera marcada por la longevidad es una cuestión de justicia, ya que jugaba en el primer equipo del Oporto con 37 años.
Cabe recordar que Iker Casillas jugó 42 partidos aquella temporada, antes del incidente que sufrió en el entrenamiento. Cumplía su cuarta temporada en el FC Porto y puso fin a su carrera en agosto de 2020, cuando se le desaconsejó el ejercicio físico intenso y se le medicó para el resto de su vida.