El penúltimo partido de la campaña fue una montaña rusa, que terminó con un empate a 0-0 en Parma el domingo, en el que los napolitanos remataron a la madera y vieron cómo se anulaba un penalti en el tiempo añadido tras un largo control del VAR.
Al final, el Nápoles llega a la última jornada con un punto de ventaja sobre el Inter de Milán, segundo, pero Conte, de 55 años, admitió que la temporada le estaba pasando factura.
"Es sin duda la temporada más difícil de mi carrera", declaró Conte a DAZN.
"Lo he dado todo, he ido más allá de mis límites. También sé que estoy agotado, estoy a punto de llegar al final de esta temporada".
"El Nápoles es maravilloso por la pasión y el entusiasmo, pero también trae consigo exigencias y expectativas que a menudo son superiores a las capacidades realistas".
El Nápoles puede asegurarse su segundo título en tres años el próximo domingo en casa contra el Cagliari.
"Estamos cerca del Scudetto, pero aún tenemos que dar el último paso. Se dará en nuestro campo, con el apoyo de nuestros aficionados", dijo Conte a DAZN.
"Es una campaña muy difícil, hemos conseguido lo que queríamos, que era molestar a los líderes hasta el final".
"Llevamos mucho tiempo en lo más alto, a pesar de una temporada llena de dificultades, pero nunca nos quejamos, seguimos adelante y estamos ahí mismo para lograr algo impensable e histórico para el Nápoles".
Sin embargo, debido a su tarjeta roja en los últimos minutos del partido contra el Parma, Conte no estará en el banquillo contra el Cagliari después de lo que pareció un rifirrafe con el entrenador del Parma, Cristian Chivu.
"Me molestó la obstrucción del Parma hoy, ya que estaba acostumbrado al fútbol inglés, donde no hay todas estas paradas por calambres, lesiones, fingir estar lesionado, así que me irritó y por eso me expulsaron", dijo.
"Me irrita, porque trabajas todo el año para tener un partido decisivo. Confío en el personal y en estos chicos, sobre todo confío en el público del estadio Maradona".