Centro de datos del Sporting de Lisboa-Benfica
¿Tuvo tiempo de echarlo de menos? 67 días después del célebre encuentro en el estadio de Jamor, que certificó el doblete del Sporting, los Leones y las Águilas volvieron a medir fuerzas, esta vez para disputar otro torneo oficial: el primero de la temporada 2025/26, la Supercopa.
Un duelo siempre cargado de emociones fuertes y un verdadero barómetro para que los aficionados de ambos clubes evalúen el pulso de los equipos en esta nueva temporada. Si, por un lado, aún es inevitable sentir la salida de Gyökeres, por otro, el aroma a millones flotaba en el aire, con los refuerzos Dedić (12 millones), Enzo Barrenechea (tres millones por la cesión) y Richard Ríos (27 millones) entrando directamente en los planes iniciales de Lage.
Sin "tiempo" para rutinas
El entrenador de las Águilas, Bruno Lage, no quiso usar eso como excusa, pero la verdad es que la cuestión del "tiempo" de descanso, o en este caso la falta del mismo, se puso sobre la mesa en la previa del derbi lisboeta.
La presencia en el Mundial de Clubes condicionó la preparación de la nueva temporada, a lo que se sumaron algunos cambios significativos en la plantilla de las Águilas. También por eso, con tres caras nuevas en el XI, el Benfica mostró algunas deficiencias en la conexión entre sectores, concediendo demasiado espacio al rival por el centro, que estuvo muy cerca de adelantarse en los minutos iniciales.
De hecho, el Sporting llegó a celebrar un tanto a los seis minutos, pero Harder estaba ligeramente adelantado, y lo que habría sido un gol fruto de una buena jugada leonina no pasó de eso: una buena jugada, anulada por fuera de juego del joven delantero danés.
Con el conjunto verdiblanco ligeramente por encima en el primer tiempo, la verdad es que la primera parte no dejó recuerdos. Pocas oportunidades de parte y parte, poca creatividad, sobre todo del lado del Benfica, y cero remates a puerta. Los aficionados pedían más, y con razón.
Manos de mantequilla
El descanso trajo algo de claridad a los jugadores del Benfica. Y todo quedó aún más claro justo antes de la hora de juego, cuando un mal despeje de Maxi Araújo dentro del área del Sporting hizo que el balón le cayera a Pavlidis. El goleador helénico aprovechó y remató con fuerza en dirección a la zona de Rui Silva, con el guardameta internacional portugués dando, literalmente, una mano al Benfica, dejando escapar el balón entre los guantes.
Después de estropear la jugada, Rui Silva por lo menos evitó daños mayores, negando el doblete a Pavlidis poco después. Sin embargo, ni siquiera con los múltiples cambios en el equipo el Sporting consiguió volver a la discusión del partido.
El sucesor de Gyökeres, Luis Suárez, aún necesita ese "tiempo" de adaptación a la nueva realidad y no pudo ayudar en el periodo en que estuvo en el campo. Ni él ni nadie del Sporting tuvo capacidad para incomodar verdaderamente al guardameta Trubin.
El reloj avanzó y ahí sí que el tiempo terminó por ayudar a Bruno Lage. El Benfica gestionó la ventaja a su antojo y conquistó el primer trofeo de la temporada. Una valiosa inyección de confianza para lo que viene.
Jugador Flashscore del partido: Richard Ríos (SL Benfica)