Cansado y frustrado, Javier Aguirre se dejó llevar por su estado emocional y, faltando cuatro minutos para que terminara el partido entre México y Corea del Sur en Nashville, el técnico mexicano quiso enfrascarse en una discusión con el banco del cuadro asiático en pleno júbilo tras haberle dado la vuelta al marcador.
Lejos de echar leña al fuego, el banquillo surcoreano actuó desde su educada idiosincrasia y, no sólo no siguieron el cuento de lucha y pelea que Aguirre se había armado en su cabeza, sino que le pidieron disculpas al ‘Vasco’ sin importar que ninguno de los jugadores suplentes e incluso el cuerpo técnico supiera qué le había molestado al entrenador mexicano.
El anhelo de Javier Aguirre
La reacción furiosa de Aguirre, con los ojos bien abiertos y encendidos, no fue la noticia principal de ese momento contra el banco surcoreano, pero sí su claro gesto de frustración que quedó en evidencia tras el perdón que recibió inmediatamente.
Con el pase automático a la Copa del Mundo y sin muchos rivales disponibles para las contadas fechas Fifa, cada partido amistoso de México es de suma importancia para ‘El Vasco’ que ha sabido adentrar y consolidar su mensaje de orgullo nacional al interior de su equipo, pero no de su idea de juego y su forma de entender el competir dentro de una cancha.
Consciente de que había que levantar a un representativo deprimido tras la dolorosa eliminación de ‘El Tri’ en Catar 2022, Aguirre supo, desde su relajada forma de ser que había descomprimir la cabeza de sus jugadores y elegir a quien pudiera revertir las duras críticas de la prensa y una afición desconectada como nunca antes.
Y aunque las competencias regionales de la Concacaf fueron un gran escenario en el que el cuadro mexicano tomó la confianza que Aguirre esperaba, las —serias— limitaciones a nivel conjunto siguen quedando de manifiesto en los amistosos, sobre todo en las últimas fechas FIFA, cuando diversas selecciones que ya tienen asegurado su pase al Mundial se encuentran disponibles para jugar amistosos.
En ese contexto, Aguirre ha anhelado encontrar un equipo inteligente que sepa leer los momentos de los partidos. Consciente de que no tiene talento de sobra, el entrenador mexicano apuesta por un aglomerar a un equipo que sea reflejo de su sapiencia y su forma de entender la vida. Una deuda que sigue sin saldarse a menos de 9 meses para la Copa del Mundo.
Un equipo con falta de oficio
La fecha FIFA de este septiembre tuvo a México enfrentándose con dos rivales de peso y en franco crecimiento colmo Corea del Sur y Japón. Frente al cuadro nipón, ‘El Tri’ tuvo episodios duros que hicieron recordar a los cotejos posCatar cuando la depresión futbolística dominaba todos los sentidos y cada uno de los momentos del partido.
Sin ganas de ocultar su molestia, Aguirre fue tajante en la conferencia de prensa al pedir abiertamente que sus futbolistas debían ser inteligentes y tener un oficio para olfatear los diferentes momentos cruciales que un partido de 90 minutos suele tener. Dentro de una actuación decepcionante en la que México fue superado, el 0-0 fue la única buena noticia para el cuadro azteca.
Ha quedado claro que Aguirre no ha pretendido encontrar y desarrollar un estilo de juego distintivo de México en el poco tiempo que lleva desde su regreso al cargo como seleccionador. A contrarreloj, el ‘Vasco’ afrontó la misión desde la parte emocional con el Mundial en casa como principal disparador de motivación para convencer a sus futbolistas.
No obstante, a pesar de que ha encontrado algunos frutos, Javier no ha podido restar la clara falta de oficio de la Selección Mexicana de Fútbol con pocos jugadores relevantes en Europa y con muchos asentados en la comodidad de la liga doméstica donde el nivel competitivo deja mucho que desear.
“El director técnico tiene qué trabajar para repetir, mecanizar, para que si no son 90, sea la mayor parte del partido”, dijo Aguirre, quien se mostró satisfecho por los goles de Raúl Jiménez y Santiago Giménez en el 2-2 de un partido en el que ‘El Tri’ nunca pudo imponer claramente sus condiciones, por los que tuvo que resguardarse en las individuales de sus mejores delanteros.
La mejor noticia para el entrenador mexicano es que su equipo volverá pronto al ruedo y frente a rivales de peso. Será en octubre, contra Ecuador y Uruguay, dos selecciones sudamericanas que, si algo nunca les faltará, será el oficio de quien entiende al deporte más bello de todos. Dos pruebas que Aguirre espera que sean definitorias para llegar a punto a la Copa del Mundo.