Victor Osimhen (26) llegó a Estambul a última hora de la tarde de ayer, abrumado en el aeropuerto por el entusiasmo de la afición del Galatasaray.
Osimhen jugó cedido en el club turco la temporada pasada, en la que se proclamó campeón y marcó 37 goles entre las competiciones de liga y copa. Esperó ofertas de la Premier League, pero ninguna igualó los 75 millones de la cláusula de venta pagada por los turcos.
Cifras elevadas y una cláusula peculiar
Una cantidad que varios clubes árabes estaban dispuestos a pagar, pero Osimhen finalmente prefirió quedarse en Europa, convenciendo al Galatasaray para que pagara la totalidad de la cláusula al club blue: 40 millones de forma inmediata y los 35 restantes a pagar de aquí a julio de 2026.
El delantero nigeriano firma un contrato de cuatro años a razón de 16 millones por temporada, con un 10% del precio de reventa a pagar al Nápoles en caso de traspaso en los próximos años. Existe una cláusula anti-italiana válida para los dos próximos años.
Vuelvo al lugar que amo
Estoy muy emocionado", declaró Osimhen nada más aterrizar en Estambul. "Vuelvo al lugar que amo. En mi opinión, la afición del Galatasaray es la mejor del mundo, no hay más que ver el público que viene a ver a un jugador. Eso demuestra el cariño que me tienen. Y estoy dispuesto a darlo todo para alcanzar el éxito con mis compañeros en esta nueva temporada. La historia continúa y yo estoy feliz de continuarla con el Galatasaray".
Nápoles: un matrimonio que empezó bien y acabó mal
Osimhen llegó al Nápoles en 2020 procedente del Lille, por el que pagó 70 millones de euros, y llevó al Nápoles a ganar el Scudetto hace dos años, marcando 26 goles y proclamándose máximo goleador de la Serie A. En total en el Nápoles en cuatro temporadas Osimhen marcó 76 goles en 133 partidos.
Además de la alegría por el Scudetto, Osimhen también fue uno de los favoritos por su elección de conservar la máscara facial que se puso tras lesionarse en la cara contra el Inter en noviembre de 2021 y que se mantuvo una vez superada la lesión.
Una elección que aumentó la pasión de los aficionados por él, con muchos niños yendo al estadio con la máscara puesta. Pero entonces comenzó la tensión entre el jugador y el club azzurro a raíz de un vídeo en las redes sociales oficiales del Nápoles en el que parecía burlarse de él por un penalti que no marcó, a lo que siguió un enfrentamiento con el club por su petición de renovar su contrato con un aumento de sueldo.
Desde entonces, el amor se ha acabado entre la ciudad y el delantero, que ahora es un ídolo en Estambul e incluso podría reencontrarse con sus antiguos compañeros del Nápoles en la Liga de Campeones.