Repasamos el partido
Mantenerse constante, preciso y centrado mentalmente nunca es fácil. Pero para el número uno del mundo, Jannik Sinner, parece casi natural. Y lo ha vuelto a demostrar en Roland Garros, venciendo a Novak Djokovic en tres sets (6-4, 7-5, 7-5) para alcanzar la final de París, la primera de su carrera.
El del Tirol del Sur llegó a semifinales como un jugador dominador: ningún set perdido por el camino y claras victorias contra Rublev y Bublik. Sin embargo, se enfrentaba a Nole, el rey de los majors con 24 títulos de Slam, vigorizado por su triunfo en Ginebra, que le dio el título número 100 de su carrera.
El serbio, que fue capaz de remontar a Zverev en cuartos tras perder el primer set, confirmó una vez más su espíritu indomable. Pero poco pudo hacer contra Sinner: el italiano no pierde un partido antes de la final desde Montreal 2024, y hoy volvió a demostrar que puede dar que hablar incluso en tierra batida. Ahora le espera Carlos Alcaraz en el último acto del torneo francés, en un desafío que huele a revancha tras el éxito del español en Roma.
Nole, obligado a perseguir
Sinner abrió la semifinal de Roland Garros con gran autoridad, ganando el primer set a Djokovic por 6-4. El italiano mostró solidez con su saque desde el principio -tres aces en el set- y una lúcida gestión de los momentos delicados.
El break llegó en el quinto juego, favorecido por un passing en blanco del serbio, y lo consolidó de inmediato con un juego impecable. Djokovic intentó reaccionar, salvando dos puntos de ruptura en el séptimo juego, pero Sinner no perdió la concentración y siguió sirviendo con precisión y eficacia.
En el 10º juego, cerró el set sin conceder un punto, sellándolo con un revés anguloso e inexpugnable que confirmó su confianza. Con el primer set en el bolsillo, el número uno del mundo se hizo con el control del partido.
El segundo set mostró aún más la madurez del tenis de Sinner. Tras un inicio equilibrado, en el que a ambos jugadores les costó encontrar continuidad con su primer servicio, el italiano rompió en el séptimo juego, gracias a una profunda recuperación que propició un error de Djokovic. A continuación, el italiano consolidó su ventaja con un saque que terminó con un largo intercambio de golpes, en el que agotó al serbio con su ritmo en tierra.
Djokovic recortó la ventaja hasta el 5-4, aprovechando un error de Sinner, que rompió el servicio por primera vez en el partido. Pero la reacción del italiano fue inmediata: con 15-40 en el siguiente juego, remontó con inteligencia y coraje, cerrando el break con una elegante volea de slap, una de sus soluciones más reconocibles.
En el duodécimo juego, a pesar de un comienzo incierto, Sinner recuperó la profundidad y la confianza en sus golpes, llegando a conseguir un ace con su segundo servicio. Cerró el set 7-5 con autoridad.
Jannik cerró con carácter
En el tercer set, Jannik Sinner y Novak Djokovic libraron una auténtica batalla de nervios y resistencia. Tras un inicio ininterrumpido, en el que Djokovic llegó a pedir un tiempo muerto médico por molestias en su muslo izquierdo, ambos gestionaron con cuidado sus juegos de servicio, pese a pasar por momentos delicados: el serbio anuló dos puntos de break con 3-2, mientras que Sinner salvó tres puntos de set en el 10º juego con gran lucidez.
Djokovic buscó a menudo el toque para romper el ritmo, pero el italiano respondió con profundidad y aceleración desde el fondo de la pista. Con 6-6, Sinner mantuvo la compostura en un juego delicado, sellado gracias a un error del serbio, y luego dominó el tie-break. Aprovechando un pesado saque libre de Djokovic, el del Tirol del Sur terminó el partido en tres sets y se ganó el pase a la final de Roland Garros, donde se enfrentará a Carlos Alcaraz, el hombre a batir en tierra batida.