Todo estaba dispuesto para vivir una final anticipada entre dos colosos del mundo del tenis. Una Rod Laver Arena llena hasta la bandera aguardaba con ansia a unos Carlos Alcaraz y Novak Djokovic enfocados en dejarlo todo sobre la pista y obtener el pase a las semifinales del Open de Australia.
La puesta en escena del 10 veces campeón del torneo dejó un poco fríos a todos, puesto que ganó con facilidad su primer servicio y rompió el de su rival enseguida, colocando un 2-0 en el marcador que podía anticipar un duelo descafeinado.

Sin embargo, Carlitos se restableció con energía y devolvió el break sin demasiados problemas, igualando las cosas 2-2 rápidamente. Desde ese instante, la primera manga se convirtió en una batalla sin cuartel por cada punto hasta que el español rompió nuevamente, tras tres oportunidades, el saque del balcánico en el 5-4.
Después de dicho punto de inflexión, Nole, que mostró cierta cojera y claros signos de dolor, solicitó atención médica y enfiló el túnel de vestuarios. En ese momento era difícil discernir si buscaba detener el ritmo del juego (una vez más) o se encontraba realmente mal. Lo único cierto fue que Alcaraz cerró el primer acto con un impresionante 40-0 y remontando para el 6-4.
Orgullo de campeón
Impulsado por su alma de campeón, Djokovic entró en el segundo set ganando su servicio con facilidad. Aun así, el número 7 del mundo siguió presentando indicios de tener molestias. Además, un aparatoso vendaje colocado en su muslo izquierdo confirmaba los problemas y le obligó a buscar constantemente golpes ganadores, ya que se veía muy comprometido cada vez que los puntos se alargaron.
Con todo, el 'Rey de Melbourne' rompió, como en el primer parcial, al tenista de El Palmar a base de machetazos. En esta ocasión, con mucho sufrimiento, el serbio sí consiguió confirmar el break, subiendo un importantísimo 3-0 al electrónico, dadas las circunstancias.
A falta de físico, el ogullo (y la calidad) del campeón completaron el vacío dejado por la presunta lesión. No permitió Carlos que nada le desconcentrara e, imponiendo su mejor condición y juventud, se reprogramó e igualó 3-3, en un juego de 13 minutos de duración, tirando de su garra característica.
El intercambio de golpes se adueñó de la cita, con ambos guerreros defendiendo su saque, hasta que el balcánico rompió el del español en para un crucial 6-4 que igualó la contienda. Después de una hora y 41 minutos de despliegue, dejando las cosas igual que al principio.
Inconsistente Alcaraz
Por si no lo estaba lo suficiente, el partido se igualó todavía más a lo largo de la tercera manga. Tanto Nole como Carlitos se hicieron fuertes, resolviendo situaciones comprometidas y sacando adelante sus juegos, a pesar de las adversidades.
Tras pelear a destajo, Alcaraz flaqueó un poco mentalmente y concedió la primera rotura de la tercera entrega y se puso 4-2 por detrás. Aunque le devolvió el break a la primera de cambio, el español siguió mostrando dudas y acabó perdiendo el set 6-3, mientras veía a un Djokovic crecido solicitando el aliento de la grada.
La inconsistencia del pupilo de Juan Carlos Ferrero se reflejó en las cuatro dobles faltas acumuladas al inicio del cuarto set, algo que le condujo a ver roto su primer servicio del parcial por tercera ocasión en lo que iba de encuentro. El billete a la semifinal se le escapaba de las manos.
Curiosamente, cuando el viento comenzó a soplar a su favor, los problemas físicos del ganador de 24 torneos de Grand Slam desaparecieron de un plumazo. Ya no ponía malas caras, la cojera no existía y una sonrisa se dibujaba en sus labios. Nada que no se hubiera visto ya en duelos contra Rafa Nadal y otras grandes raquetas del circuito.
Una vez más, el juego de trileros le funcionó al Djoker y un Carlos cada vez más frustrado no pudo hacer otra cosa que rendirse al peso de la historia. Muerto y resucitado, Nole puso el candado a la victoria con un 6-4 y se medirá en la penúltima ronda al alemán Alexander Zverev, que doblegó a Tommy Paul en cuatro mangas.
No es fácil enfrentarse a un tipo con 11 semifinales en Australia (ahora 12), pero el murciano lo hizo a las mil maravillas, puliendo algunos de los errores que le hicieron perder la final de los Juegos Olímpicos de París 2024 el pasado verano. Sin embargo, finalmente, el planteamiento errático del séptimo cabeza de serie terminó descolocándole y sacándole de la carrera por triunfar en el primer 'grande' de la temporada 2025.